Días de tierra mojada

Llueve a mares en Palma de Mallorca. Otra vez. Hace dos semanas el temporal, y ahora ésto de nuevo. Dos tornados han pasado por el centro de Palma.

Es curioso como cuando pasan éstas cosas, que no son más que fenómenos de la naturaleza - tal vez incluso en parte provocados por nuestra mano - , siempre solemos pensar en qué les estará pasando a aquellas personas que nos importan. Nos las imaginamos solas, desvalidas... Y no nos damos cuenta de que muy probablemente la realidad sea muy parecida a la nuestra: en el trabajo, en casa, en la universidad o colegio, quizá a oscuras porque se ha ido la luz, en parte asustados y en parte preocupados. Puede que incluso preocupados por nosotros, y nosotros viceversa. Y sabemos que nosotros estamos bien, pero no solemos pensar en que los demás puede ser que también lo estén.
Y te llamas:
-Has visto la que está cayendo?
- Buf, no veas, tremendo. Dónde estás?
- En la oficina, y tú?
- En casa. Pero estás bien?
- Sí, claro, y tú qué tal?
- Sí, se ha ido la luz, pero estamos bien. Ha vuelto hace un rato.
- Bueno, pero ten cuidado.
- Sí, claro, iré con cuidado, tú también.
Qué te va a pasar? Que te vas a resbalar con toda el agua que ha caído? Es posible, pero poco probable si vas con cuidado. Igual que electrocutarse, o que vayas por la calle y te caiga un rayo...

Etcétera.

Me gusta ser práctica.

David siempre me dice que cualquier cosa que se sale de lo normal lo achaco al cambio climático, que además es todo mentira. Pero y si no? Y si por una vez tengo razón? Es verdad que poco a poco nos estamos matando a nosotros mismos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Antes de irte, me gustaría que dejases algo más que las huellas de tus zapatos sobre el polvo...