De los momentos de flaqueza

Cuántas veces a lo largo de nuestras vidas tenemos momentos que creíamos que seríamos capaces de aguantar estoicamente? Y cuántas veces te sorprende un sentimiento de derrota al llegar el momento?
Llevo preparándome para ésto dos años y medio... Creo que dentro de mí guardaba una pequeña esperanza de que éste momento no llegaría, y no ha sido así. Se acerca cada vez más, lo siento como una sombra oscura acechándome en la siguiente esquina. Me duele. Pero no puedo hacer nada. Creía estar preparada. No es así. Me equivoqué al pensar que podría prepararme para algo así. Siento que algo dentro de mí se rompe en pedacitos que sólo tú sabes reconstruir. Pero si no estás tendré que esperar a que vuelvas para que me recompongas como si de un puzzle se tratara.
Soy eso, un puzzle al que le falta la última pieza: tú. Eres la pieza que me completa, eres todo lo que necesito.
Haré de tripas corazón y me autoconvenceré de que estoy bien, de que no necesito que te quedes a mi lado, de que soy fuerte para soportarlo. De que no lloraré al verte marchar. Sé que me estoy mintiendo, y aún así siento la necesidad de hacerlo. Es como aquellas cosas que hacemos para restaurar un imaginario equilibrio que no sabemos bien si existe realmente, pero que tenemos la esperanza de que de ésta manera nadie podrá romperlo. Es como intentar aguantar a la pata coja al borde de un precipicio donde ves que te vas a caer si aguantas, y si no aguantas, también. Voy a dejar los es como.
Es lo que es y no puede ser de otra manera. No quiero comparaciones odiosas. No quiero que te vayas, y quiero que te vayas. Te quiero aquí, a mi lado, conmigo y contigo.
Soy una mala persona?

Remember

Me acuerdo de una tarde de verano, en la cocina de la residencia, jugando a mojarnos cuatro personas, todos contra todos. Salimos a la terraza y nos escondimos en el cuarto de la lavadora, esperando a que nuestros atacantes abrieran la puerta para mojarnos de nuevo, a pesar de no tener un centímetro de ropa seca.
Me acuerdo de una escalera de baldosas rojas, con una barandilla de metal pintada de negro, por donde volaba el olor a queso de la salsa que estaba preparando en la cocina.
Me acuerdo de muchos viajes en tren, en metro, en bus, en ferrocarril, a muchos sitios diferentes. Risas incontrolables que se sienten observadas por la gente del vagón. Cabezas apoyadas una en otra, caras de sueño después de una noche de "marcha hermética". Una carrera a caballito con los pies dolorosos. El cine de detrás de la estación. Llamadas perdidas a la salida del trabajo para que empieces a hacer la cena.
Me acuerdo de haber juntado las camas durante muchas noches seguidas, para hacernos compañía mientras dormíamos. Dos colchones en el suelo de nuestra habitación para protegernos. Palomitas de maíz que se mezclan con el polvo de debajo de la cama.
Me acuerdo de mí sentada en el borde de la ventana.
Me acuerdo de la noche de la onda expansiva de color naranja. De nuestros silencios por las mañanas al desayunar. Cuántas veces nos habremos quejado por los trapos sucios de la cocina. Y por la basura acumulada. Cuántas veces hemos tenido que sacar de la lavadora la ropa de otra persona.
Me acuerdo que sin decir nada, nos decíamos todo. Me pregunto si seguirá siendo así. Me pregunto si con un abrazo podemos curar todo el daño que nos hemos hecho.
Me acuerdo de los tapones de oído en la biblioteca. Cervecitas sobre el césped, hablando de gente que no conocemos y a la que ponemos motes.

"Estoy delante de la Sagrada Familia, recuerdas? Te echo de menos. "

Incertidumbre

O la angustia del no saber.

La falta de conocimiento sobre algo es aquello que nos produce un cierto dolor, una agonía, una impaciencia que nos impide pensar en cualquier otra cosa. Se espera algún tipo de señal que parece que no llega, y la espera se hace infinita como el cielo... Y peor aún, el hecho de saber, y aún así no poder hacer nada, esa impotencia, ese sentimiento de frustración que te oprime por dentro.

Y ése arrebato obligado a frenar que se tiene dentro... Aquello que te impulsaría a hacer algo, pero que tienes que reprimir porque total no hay nada que hacer. A veces es peor no saber nada, que saber algo que te hace daño. El hecho de no saber qué está pasando te hace imaginarte cosas mucho peores, y te provoca el daño que sentirías si realmente supieras que está ocurriendo.

Las lágrimas son una expresión del dolor o de la impotencia y frustración? A veces son una cosa, a veces otra. Ahora mismo, las que veo yo son una mezcla de todo.

Va de leyendas...

Es curioso. Leyendo el blog de otra persona he recordado las leyendas que recuerdo de mi infancia. La mayoría las oí en Menorca, en una acampada, a los 12 añitos. Nos las contaban después de cenar. Era todo un acontecimiento. Venía un señor mayor, de pelo y barba gris, nacido allí y con indudable acento menorquín, y se sentaba en una silla de playa al lado del fuego. Los demás nos sentábamos en el suelo, atentos a cualquier cosa que dijera, esperando que la "rondalla" empezara.


Una de las que mejor recuerdo es aquella que cuenta porqué a la Naveta del Tudons le falta una piedra (para aquellos ignorantes, es un monumento megalítico con forma de nave invertida, típica imagen de postal turística). Según se cuenta, dos hermanos (hay quienes dicen que eran gigantes) peleaban por el amor de una joven. El padre de ésta, indeciso, puso a prueba a ambos retándoles a construir una obra monumental. El primero decidió cavar un pozo de tal profundidad que siempre llevara agua. El segundo se propuso construir la naveta, con intención de que fuera un tálamo nupcial (aunque científicamente se ha probado que tuvo un uso funerario). Cuando éste estaba a punto de colocar la última piedra, escuchó a su hermano gritar que había encontrado agua. Los celos y la rabia de haber perdido cegaron al gigante, que empujó a su hermano al fondo del pozo y le tiró la última piedra encima, matándolo y dejando así su obra inacabada. Dicen que la joven se murió de pena, el padre de anciano, y el gigante fué el último de su especie. Ésta podría ser también considerada la leyenda de porqué se extinguieron los gigantes en Menorca.


Ésta que viene no tiene foto, pero es muy bonita, y recuerdo que es la que más me gustó de todas las que me contaron. Cuenta la leyenda que un buen día, un amo de una granja envió al mozo a Ciutadella para afilar un arado. Cuando el niño volvió, el arado era de plata. Muy sorprendido, el amo decidió probar suerte al día siguiente, y volvió a enviar al chico con otro arado, diciéndole que lo quería tan bien afilado como el día anterior. Y así fue, al regresar, el mozo traía un arado de plata pura. Por tercera vez el hombre envió al chico a Ciutadella con un arado diferente, pero ésta vez, muerto de curiosidad, le siguió para descubrir el misterio. Resultó que el niño, en lugar de llevarlo a Ciutadella, se encaminaba hacia el mar, donde se encontraba con la ciudad desaparecida de Parella. Aquél día al ser el tercero, la inocencia del pequeño habría roto el hechizo, y la ciudad habría resurgido del fondo del mar, donde se cree que todavía hoy se encuentra por culpa de la avaricia de su amo. Podemos consolarnos pensando que es cierto que hoy día la ciudad se ve únicamente la mañana de Sant Joan entre la niebla.

Y ésto es todo por hoy. Se acaba un duro día laboral, y me voy a casa a descansar. Espero que a los que hayás leido mis rondalles las hayáis disfrutado tanto como yo. Ha sido como volver a mi infancia momentáneamente.

La llamada esperada



Llevaba dos semanas esperando una llamada. Significaba mucho para mí. Me dije a mí misma que si el viernes pasado no llegaba, ya no llegaría. Perdí la ilusión. De pronto, hoy, a media mañana, suena el teléfono. A pesar de no conocer el número, ya sabía de dónde provenía. Sabía lo que me esperaba al otro lado de la línea antes de contestar. No me equivocaba. Sienta muy bien recibir algo que ya no esperabas... Puede ser que funcione. Cruzaré los dedos, y conmigo, algunos más también lo harán. Poco más puedo hacer. Lo que estaba en mis manos ya lo he hecho. Ahora queda esperar... un resultado positivo. Es probable que mañana lo sepa. Mientras, dejaré volar mi imaginación...

Cielos despejados con posibilidades de felicidad

Llega el ansiado fin de semana... Por fin! Creí que ésta semana nunca se acabaría. Ha sido muy intensa, pero cuando sumo y resto lo bueno y lo malo, el resultado es positivo. Mayormente. La vida nunca puede ser perfecta. Una vez leí: No se puede hacer todo lo que siempre queremos, pero sí se puede intentar evitar hacer lo que no queremos. Bueno. Pues en ello estoy. Aunque a veces es difícil. Muy difícil. Sobretodo cuando son cosas que van contigo desde que tienes memoria, y un día te das cuenta de que no te hacen falta, pero deshacerse de ello es tan difícil que muchas de las veces dan ganas de darse por vencido. Todavía no me ha llegado el momento. Sigo luchando contra viento y marea. Parece que está saliendo el sol en mi horizonte. Y aunque no siempre resplandezca, sé que las contradicciones forman parte del día a día de todos nosotros. Y les haré frente. Al mal tiempo, buena cara. Procuro ser feliz.