Indecisiones

No sé si ponerme a escribir...

                                         ... o colgar el cuaderno y ponerme a limpiar las telarañas.

Cada día oscurece más temprano

Tú vuelves caminando por una calle de luces tenues, mientras que yo espero en la parada del autobús, que está bien iluminada.Y sin embargo, cuando te cruzas conmigo, ambas pretendemos no conocernos, o no habernos visto. Yo hago como que busco algo en mi bolso. Tú miras hacia el frente con cara de fingida distracción.

Y hace un tiempo estuvimos tan cerca. Tan cerca, que nuestros latidos fueron uno solo, y nuestros pensamientos andaban cogidos de la mano. Y ahora, ya ves! Estas cosas que tiene la vida. Dicen queel ser humano es rencoroso, y debe ser así. Eso de poner todo lo malo por encima de todo lo bueno y creer que la balanza se inclina hacia el lado que más te interesa. Hacia el lado que te hace sentir deseos de venganza, deseos de hacer mal.

Pena. Es todo lo que me hace sentir este tipo de comportamiento a mí. Pena por lo que la gente se pierde por elegir "el lado oscuro". Pena por decidir que lo malo siempre pesa más que lo bueno, por decidir abrazar lo negativo dentro de sus vidas.

Pero yo estoy hecha de colores. Yo dejo que me rodee lo positivo por dentro y por fuera, disfruto con todo lo bueno que sabe darme la vida, lo saboreo y dejo que se quede conmigo, que me haga compañía en este ciclo llamado vida.

Porque lo negativo, eso tan sólo trae dolor. Y suficiente hay de eso en el mundo, como para voluntariamente crear más.

Esto no es un cuento de hadas


 



Sus ojos se cruzaron entre el verde de los árboles, y fue como si un segundo durara 100 años.La chispa que se encendió de inmediato era tan intensa, que ambos desviaron la mirada de inmediato para evitar prender fuego al parque.

Él se acercó - no iba a dar el primer paso ella, claro -, pidió permiso para sentarse junto a ella, y empezaron una agradable conversación sobre temas inocuos. Nada que pudiera ofender o molestar a alguien, nada comprometedor. Al final de la tarde intercambiaron números de teléfono.

A los 3 días - la regla de oro de no llamar demasiado pronto cumplida - él la llamó. Ella fingió estar sorprendida, y ocupada, para no dejar claro que se había comido las uñas hasta las cutículas ansiando la dichosa llamada. Quedaron. Cenaron. Y se fueron juntos a la cama.

Varias cenas y enredos entre sábanas después, ambos sintieron aquella punzada de desilusión al darse cuenta de que sus caminos no iban en paralelo para juntarse, sinó que eran caminos perpendiculares, y era el momento de seguir cada uno individualmente. No tenían nada que compartir. Nada en común.

Y es que a veces, los cuentos de hadas también pueden ser de sólo una noche.

Quien tiene un amigo, tiene un tesoro

Especialmente, si no vives en el país donde naciste, creciste, y echaste raíces todos esos años que ahora han quedado atrás - o ya no atrás, sinó en otra época-.

Es triste, pero las madres suelen tener razón. Y la mía me dijo, cuando empecé a viajar, que aquellos amigos con los que una vez tuviste todo en común, cuando vuelves de caminar por el mundo, descubres que lo común se ha perdido por el camino. Y parece ser que queda bien poco de esos rescoldos.

Es curioso como todo ese bagage que uno va aumentando con los viajes, con las visitas a otras culturas, conociendo otra gente, aprendiendo y creciendo... llega un día que se interpone entre la persona que eres hoy, y la persona que fuiste en algún momento, impidiendo que mantengas ciertas características de aquél entonces. Y que aquello que en su momento te aportaba todo lo necesario para ser feliz cada día, hoy no te aporte ni siquiera lo suficiente para ser feliz unas horas.

Nostalgia de una vida ya obsoleta. Sin embargo, no cambiaría nada de lo que he sido por lo que soy hoy.