Y de tener que levantarte en una cama que te contagia sin querer los pelos blancos y las arrugas en las sábanas y en la cara que se acuesta contigo.
Y de llevar más de cuatro horas en la oficina, y descubrir otro pelo más en tu jersey oscuro, y de que los recuerdos y la sonrisa invadan tu cara.
Y de jugar a hacer cabañas de tres debajo de las mantas, en las noches más frías del invierno, entre ronroneos y risas juguetonas.
Y de despertarte a maullidos de gata o de mujer, a las tantas de la madrugada, una con hambre, y otra con otro tipo de hambre.
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me gustaaa
ResponderEliminarremeras???
ResponderEliminarsaludos che
Es muy gracioso, simpática mezcla de sentimientos.
ResponderEliminarUn abrazo
:D
ResponderEliminarun mutuo encanto.