Carolina y Carlota, Carlota y Carolina

- Hola.
- Mmmmm... - una mano muy blanca cubierta de finas venas azules suelta la bufanda y hace un gesto, a medio camino entre el saludo y el desprecio.
- Oye!

Carlota vuelve a dirigir la mirada al suelo, mientras piensa en el pelo sucio de la extraña de la bufanda, y en sus ojos tristes, pero brillantes, y en cierto modo, hipnóticos.

A su vez, la extraña de la bufanda y el pelo sucio, piensa en las estúpidas náuticas de la chica de la escalera, tan estúpidamente bien atadas, que le dan ganas de volver corriendo y pegarle una patada en la espinilla a la chica. Pero no lo hace, en parte porque está muerta de cansancio, en parte por la rabia que le da pensar en lo guapa que es la estúpida chica de las estúpidas náuticas color beige.

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Antes de irte, me gustaría que dejases algo más que las huellas de tus zapatos sobre el polvo...