Pasta italiana

Se había pasado toda la mañana amasando, pasando ingredientes entre sus dedos y dejando restos entre sus uñas y en los arañazos de las manos, que después de un rato se secaban y caían duros por cualquier parte, y no parecía que la pasta italiana receta de sus ancestros fuera a quitarle todo aquello que llevaba en la cabeza dando vueltas como en la lavadora. En la olla burbujeaba la salsa de tomate, y salpicaba la pared una vez blanca, y ahora amarillenta, y todo en lo que ella podía pensar era: Cómo me he dejado de salpicar de mierda de ésta manera, cómo... 


Así que, ya harta, cogió su bufanda, ésa que era verde con las puntas naranjas, y a pesar de que estábamos a 31 de diciembre en Montevideo, salió con ella a la calle, dejándose dentro las llaves y la comida en el fuego.

4 comentarios:

  1. está muy bien lo que escribes
    a mí me ha recordado un poco a Raymond Carver, no se si lo conoces.
    Un beso y enhorabuena!

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  2. me gustan las bufandas

    :)


    (lo que yo escribía era de agradecimiento esta vez)
    (no me gustan las culpas)

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  3. jeje. me gusta cómo vas personalizando esto. no sabía que se podía cambiar lo de "comentario" por otra cosa. hace días que no me meto ni en internet. tengo mucho lío y para colmo, este finde me he bajado a casa porque tengo hoy dentista. prometo escribirte en volver a castellón.
    he leído que eres oficialmente titulada? enhorabuena! qué bien, verdad? y tb que te van mejor las cosas.. bueno, ya hablamos,
    ;)
    bsitos!

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  4. Ahora me diste hambre de pasta, y yo con el pollo en la sartén. ¡Si es que no puede ser!



    miau
    gigante
    en
    una
    noria
    :)

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Antes de irte, me gustaría que dejases algo más que las huellas de tus zapatos sobre el polvo...